Amor a distancia
Amor a distancia
México, 21 de abril.
Mi amado Imperdible,
¡Al fin puedo escribirte! No sin contratiempos llegué a esta nueva tierra. Ya sabes que pasar seguridad ahora es un tedioso proceso, más aún para nosotros que corremos el riesgo de quedar atrás. Fueron eternas las horas de viaje entre sacudidas y apretujones contra los asientos. ¡Me reubicaron no menos de cinco veces!
Mi jefa parece haber perdido un poquito la cabeza. A los pocos días de haber llegado, empezó a llamarme por otro nombre, y lo más desconcertante es que ¡sólo lo hace frente a otra gente! Espero que sea algo pasajero, producto del cambio de ambiente. Pobrecita, ¡tiene tanto en qué pensar!
Te extraño mucho y cuento los días para que llegues; siento que desaparecería sin ti.
Perdidamente tuya,
Invisible

Ecuador, 30 de abril,
Mi extrañada Invisible,
Tu carta alegró mis grises días. Aquí reina el caos. Mi jefe parece poseído por un demonio del despiste. Si no fuera por mí, algunas cosas se hubieran perdido, pero sabes que tomo muy en serio mi responsabilidad de mantener todo fijo en su sitio.
Tus noticias me consternaron, así que me puse a investigar y parece que tendremos que acostumbrarnos a cosas extrañas en la nueva vida.
No es un consuelo, pero no nos pasará sólo a nosotros: allá al pobre Canguil le dirán “Palomitas de Maíz”, ¡en plural! ; LA refri será EL refri, Panela, piloncillo y Esfero se convertirá en una pluma. Tú y yo, probablemente, seremos Pasador y Seguro (o “Segurito” si son amables), pero ¡no te alarmes, vida mía!
El nombre no cambia lo que nosotros somos, ni nuestra esencia, ni el amor que nos tenemos.
Tú y yo siempre seremos Invisible e Imperdible.
Así, como nos conocimos, con rima y aliteración.
Prendido siempre de ti,
Tu Imperdible
